Muchos caleños que hoy son abuelos, recuerdan que a la 1:00 de la mañana del 7 de agosto de 1956, Cali se estremeció ante el estallido de siete camiones cargados con dinamita.
Hace 68 años, en vísperas del aniversario de la Batalla de Boyacá, 42 toneladas de TNT del Ejército de Colombia empacadas en cajas de madera para surtir los cantones de Popayán y Bogotá, se estacionaron sobre la calle 25 con carrera 2ª, frente a las bodegas del ferrocarril del Pacífico.
Según testimonios, un hombre en estado de ebriedad se recostó a uno de los camiones con un cigarrillo encendido y una de las chispas desencadenó lo que en un santiamén arrasó 41 manzanas de barrios como San Nicolás, El Porvenir, El Hoyo, El Piloto, Jorge Isaacs y Fátima, donde la vida se apagó para cerca de 4 mil personas.
Esa tragedia dejó al menos 12 mil heridos, fracturó el alma del resto de ciudadanos, afectó las palmas que adornaban esa calle 25 y profanó las tumbas del cementerio Central, al tiempo que anunció la desaparición de la antigua plaza de mercado Belmonte.
Esta explosión fue resumida por el recordado padre Alfonso Hurtado Galvis -quien encabezara los rescates caminando entre los escombros- como el hecho trágico más grave en la historia de América Latina, por causas no naturales.
68 años han pasado desde ese dramático suceso que marcó la vida de los caleños, involucrando en su ADN la fortaleza para sobreponerse a la adversidad y reinventarse, una y otra vez.
Las nuevas generaciones de caleños desconocen que esta ciudad rumbera y alegre superó la tragedia y hoy con paso cada vez más firme, se acerca a cumplir 500 años en el 2036.
Fuente: www.cali.gov.co
Foto: wikipedia