Desde muy joven y con la complicidad evidente de sus padres, el adolescente Alejandro conoció a la mujer que reconoce como su mentora en el servicio público: la Hermana Alba Stella Barreto. De su mano, conoció el oriente de Cali, sus problemáticas, sus pesares, sus violencias, pero también se acercó a su gente, una gente pujante, alegre, trabajadora y con esperanzas.
Esa experiencia, unida al ejemplo de una familia orgullosa de sus orígenes, creadora de bienestar para sus semejantes, hicieron al Alejandro adulto, un hombre comprometido, empático, alegre, sensible, trabajador; un joven, que a sus veintes quería sacarle el jugo al mundo para que, con los años, la experiencia y sus estudios, pudiera trabajar por su país, su región, su Cali del alma, en busca de lo que en su casa le dijeron que había que devolverle a su tierra: La paz, la tranquilidad, el desarrollo.
Así se hizo el alcalde electo de Cali: aprovechando las oportunidades que la vida le brinda cada día, estudiando, experimentando, arriesgando hasta la vida por la reconciliación de los colombianos, por revivir a Cali. Su papá le enseñó que ningún deseo de venganza podía estar por encima del sueño de ver a Colombia en paz. Esa fue una lección sobre el perdón y el valor de la reconciliación, a pesar de que su abuelo Harold Eder había sido una de las primeras víctimas de secuestro por parte de las Farc. Siempre ha creído que “así existan cosas difíciles de resolver, ¡hay que resolverlas!” y “todo es posible por el camino del bien”.
El ejemplo de su madre ha sido el trabajo por los derechos de las mujeres, los niños y los más necesitados. Tiene el objetivo de regresarle a Cali el valor que merece y trabajará con un equipo preparado para resolver los problemas, recuperar la alegría, el civismo, el talante, su belleza, su poder, su nombre, su dignidad. El deseo más grande que existte en el y en todo el equipo que lo acompaña, es ver a Cali reconciliada.
Está casado con Taliana Vargas, con quien no solo lo une un amor inquebrantable, si no la fuerza del deseo de ayudar a los demás. De trabajar por y para los demás. Y de esa relación: el mayor orgullo para Alejandro son sus dos hijos.
En 1998 obtuvo su Bachelor of Arts en Relaciones Internacionales y Filosofía en el Hamilton College, de Clinton, Nueva York y 7 años después se graduó de su Maestría en Relaciones Internacionales del School of Internacionals and Public Affairs, con Especialización en Políticas de Seguridad Internacional y Resolución de Conflictos en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Estudios que años después lo catapultarían a trabajar con varios gobiernos nacionales justamente en el área de la resolución de conflictos, paz y reintegración.
Pero antes de vincularse con el gobierno colombiano, trabajó como analista financiero en la Banca de Inversión de Latinoamerica, en el Deutsche Bank Alex Brown de la Ciudad de Nueva York y luego como analista de nuevos negocios de Manuelita S.A., en Cali. Más tarde, ya en el 2005 trabajó como consultor en el World Conference of Religions for Peace en Nueva York y Sarajevo, Bosnia Herzegovina.
Sus estudios, sus experiencias profesionales, pero, sobre todo, el secuestro de su abuelo paterno, el intento de secuestro de su madre y el plagio de su tía lo llevaron a comprometerse con las miles de víctimas del conflicto armado colombiano y despertaron en Alejandro un profundo deseo de trabajar por su país. Como experto en seguridad nacional y construcción de paz, fue designado por el gobierno para ser una de las personas que generaría los primeros encuentros que dieron lugar a los diálogos de paz con las FARC.
Desde el 2007 hasta el 2014 trabajó en la Agencia Colombiana para la Reintegración y al mismo tiempo, fue el asesor de Política y Estrategia en el proceso de reintegración de excombatientes de Colombia, logrando hacerlo más eficaz y sostenible. Del 2010 al 2014, se desempeñó como Alto consejero Presidencial para la Reintegración de Colombia y fue director general de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR). Tras su experiencia trabajando por Colombia desde el gobierno nacional, en el 2015, Alejandro crea ProPacífico, y es designado como su primer director ejecutivo.
ProPacífico es la entidad que hoy une a todos los empresarios del Valle del Cauca y de la región para trabajar en pro del desarrollo social, económico y ambiental del Pacífico, que lidera programas tan exitosos como Compromiso Valle. En 2018 asume el reto de ser candidato a la Alcaldía de Cali, ciudad que ama, conoce y donde ha trabajado junto a fundaciones en el Distrito de Aguablanca como facilitador de procesos y oportunidades. Logra más de 133.000 votos y queda como uno de los candidatos independientes más opcionados para gobernar la ciudad.
En el 2020, tras ver que el delito del reclutamiento de menores en Cali y en el país sigue en aumento, creó y dirigió el proyecto Infancia Reclutada, investigación liderada por Instituto Colombiano de Ciencias Políticas con el apoyo de USAID, con el que se buscaba evidenciar que más de 18 mil niños niñas y adolescentes han sido víctimas de este flagelo por parte de las FARC y que hoy todos los grupos delincuenciales en el país están usando las mismas tácticas para reclutar menores de edad.
Desde entonces Alejandro no ha dejado de trabajar por Cali y por Colombia; ha seguido caminando la ciudad, escuchando lo que a los caleños les preocupa y añoran para vivir una vida más próspera y de calidad.
El resto de esta historia está sucediendo. Alejandro Eder Garcés, de 46 años de edad, es el nuevo alcalde de la capital del Valle hasta el 2027 y lo avalan, no solo su hoja de vida, sino los más de 320.000 caleños que apoyaron por su proyecto para revivir a Cali.